El Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Luis Ebrard Casaubon, están evaluando la contención del brote de coronavirus (COVID-19), según informó el Departamento de Estado.
En dicha llamada, Pompeo expresó su interés en evitar una mayor transmisión comunitaria del virus y en desarrollar una respuesta efectiva y coordinada para combatir este virus.
"Estados Unidos continúa trabajando estrechamente con México en toda la gama de asuntos de política exterior, entre ellos la seguridad de nuestra frontera común", agregó el comunicado.
Por su parte, Ebrard dio a conocer que el gobierno mexicano se mantiene en constante comunicación tanto con Estados Unidos como con Canadá.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó el miércoles que negará la entrada al país a todos los solicitantes de asilo debido a la crisis del coronavirus, aunque no planea por ahora "cerrar" la frontera con México a los viajes no esenciales, como ha ordenado hacer en la de Canadá.
"La respuesta es sí, muy pronto, probablemente hoy", dijo Trump durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, al ser preguntado por si invocará una ley de EEUU con ese objetivo, como adelantó este martes el diario The New York Times.
The New York Times indicó, citando varios funcionarios, que la Administración Trump planeaba expulsar de inmediato a México a todos los migrantes que ingresen irregularmente al país a causa del COVID-19.
Más historias
Esta decisión supone que los migrantes serán devueltos sin ningún periodo de detención, ni el debido proceso.
El Gobierno estadounidense busca con esta medida evitar un contagio del COVID-19 dentro de los centros de detención para inmigrantes en la zona limítrofe con México que pueda afectar también a un gran número de agentes fronterizos, dejando desprotegida la frontera.
Los funcionarios detallaron a The New York Times que muchos de los migrantes que ingresan a EEUU llegan enfermos o sin los documentos que acrediten su historial médico.
En los puertos de entrada oficiales, los agentes tan solo dejarán entrar a ciudadanos estadounidenses, residentes permanentes o a los extranjeros de países sin vetos con su documentación en regla.